Pablo Echarri habla con pasión de Papeles en el viento, su nueva película que -justamente- trata sobre la pasión por el fútbol pero, principalmente, por la amistad. Un sentimiento que no es extraño al actor, quien guarda recuerdos entrañables de sus amigos de Avellaneda y que hoy en día cuida con recelo a sus afectos.
“La película trata sobre el sentimiento profundo entre cuatro amigos, que comenzaron a serlo de muy pequeños y que a sus cuarenta, ante la muerte de uno de ellos, esa amistad se pone en tela de juicio. La cuestión es si la relación va a sobrevivir a la muerte del Mono, el personaje que encarna Diego Torres, quien compra un jugador de fútbol antes de morir, como un acto casi alocado. El resto va a tratar de unirse para lograr un negocio con el futbolista y que su hija reciba el dinero”, relata entusiasmado Pablo sobre el filme que encabeza junto a Torres, Diego Peretti y Pablo Rago, basado en el best seller de Eduardo Sacheri con dirección de Juan Taratuto y que se estrena el 8 de enero.
- ¿Te ha pasado de perder algún amigo?
- No, de los muy cercanos, no gracias a Dios. Sí ya mis años han hecho que haya visto a gente a la quiero que se ha ido de mi lado. Pero no en este contexto de un grupo tan compacto de cuatro amigos.
- ¿Has hecho muchas locuras por tus amigos y viceversa?
- ¡Sí! Sobre todo en los momentos de dolores de amor. Creo que los amigos siempre están en el momento más importante, que es cuando uno está sufriendo por amor. Me acuerdo de amigos que me han acompañado a lugares insospechados. Y yo también: ¡he acompañado amigos a seguir a chicas! Me acuerdo de uno con el que fui a un bar de Quilmes cuando éramos muy chicos porque se había enamorado de una quilmeña y terminamos corriendo por una avenida. Nosotros éramos de Avellaneda y no fuimos bien recibidos, ¡nos echaron a patadas! Los amigos hacen eso, están irrenunciablemente en ese momento en que más se los necesita y esta película cuenta eso. Lo significativo es que de chico yo seguía a este amigo… pero hoy no sé si lo haría. La historia de la peli cuenta centralmente esa cuestión. O sea, ¿qué fue lo que cambió a través del tiempo? La vida de algunos cambia mucho y la de otros, nada. Eso pasa mucho en la vida.
- Recién hablabas del amor, ¿se viene finalmente en 2015 la telenovela junto a Nancy Dupláa (su esposa y mamá de sus hijos Morena y Julián)?
- Sí. Bueno, es parte de un trayecto que todavía está en instancias de negociación y concreción. Hablo de que faltan las firmas, concretamente. Pero la verdad es que ya hace dos años que venimos trabajando y hemos construido una historia hermosa, bella. Por suerte, al tener esos dos años, pudimos andarla y desasnarla, corregirla, buscarle su mejor versión y hoy creemos que tenemos en nuestras manos una historia muy contundente. Los guiones son muy buenos. Tenemos mucha ilusión y, si llegamos a arreglar con el canal y ponernos de acuerdo, vamos a tener entre manos algo muy bueno.
- ¿Cómo creés que va a ser la convivencia familiar al compartir tantas horas de trabajo con Nancy como las que implica una tira diaria?
- Nosotros nos conocimos trabajando, primero nos admiramos como actores y siempre fuimos muy buenos compañeros trabajando. Como esto también es una empresa familiar, yo lo que estoy haciendo es llamar a la mejor de todas, tratar de servirme como productor de la mejor protagonista que puedo llegar a tener. Por otra parte, el momento del trabajo es uno de los momentos en que más brillamos y más nos entendemos. Debemos estar atentos como para no dejar entrar sentimientos indeseables. Pero nosotros hemos filmado dos películas juntos, hemos hecho una novela y también teatro. Este será un nuevo camino y tengo mucha ilusión de que va a salir muy bien. Más allá de que va a salir muy bien porque vamos a continuar con nuestra pareja, ¡Dios quiera! (risas). Creo que también vamos a tener una muy buena novela, un culebrón, potente, pasional y fuerte, como a mí me gusta.
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