#LosArostegui | Amados, odiados y algo más...

Viudas e hijos del rock & roll pronto llegará a su fin, y dialogamos con Verónica Llinás, Luis Machín y Juan Minujín, cuyas interpretaciones dentro de la familia Arostegui obtuvieron muy buenas críticas.

Verónica Llinás (Inés Arostegui)
 ¿Qué fue lo mejor que te llevás tu paso por Viudas e hijos del rock & roll?
Prácticamente todo, me tocaron unos compañeros fantásticos, con los cuales me llevé muy bien, y nos divertimos mucho. Un equipo buenísimo, todo el personal que está detrás de cámara, los técnicos, maquilladoras, vestuaristas, asistentes. Se armó un grupo de calidad humana, y eso es importantísimo a la hora de poder disfrutar lo que uno hace. Sobre todo cuando uno hace comedia, porque si no hay un clima de relajación y uno no puede estar distendido, es muy difícil que aflore el buen humor. Para mi fue todo ganancia, además sentir el cariño del público, me ha hecho mucho bien.

¿Por qué pensás que tu personaje tuvo tanta repercusión?
Pienso que porque es gracioso, y porque de algún modo la maldad, cuando ya es en una cantidad enorme, pasa la raya y se vuelve graciosa, querible. Representa un poco la hipocresía de las sociedades, que está muchísimo en la clase alta o media que pretende ser alta, y en todas las personas. Todo el mundo tiene un grado de lucha entre lo que se es y lo que se quiere ser. Inés es el punto máximo de ésto, vive preocupada por cómo se ve, por el qué dirán, y en su vida en realidad es un desastre. Eso resulta un poco liberador para la gente que lo ve, porque todos en un punto nos sentimos identificados con alguna parte de eso.

Con la aparición de las redes sociales ¿cambió la forma de ver una novela?
Hay algo que es muy llamativo, que es que el hecho de la existencia de las redes sociales da la posibilidad al público de expresarse, y decir lo que quieren. Esto genera una interactividad entre el público y los programas, que antes no existia, o si existia no era tan fácil. Lo que pasó con el personaje de Martita Cano, por ejemplo, fue muy interesante, era un personaje que siempre se nombraba y después yo lo empecé a nombrar todo el tiempo. Me divertía que fuera una obsesión que tenía, y cómo era que a Inés le importaba más que se caiga el mundo, que el hecho de que Martita Cano se entere que ella no pagaba la tarjeta. Después el mismo público, por las redes sociales, empezó a pedir la aparición de ese personaje, entonces los productores lo vieron y así apareció en pantalla.

Luis Machín (Emilio Arostegui)
 
¿Qué te llevás de tu paso por la novela?
La buena predisposición del equipo en general, y de los actores que conformabamos la familia Arostegui en particular. Digo en particular porque si no hay un espacio que es propicio para la libertad, y para crear situaciones con libertad, conjuntamente con la producción, y sobre todo con la dirección, es muy difícil.

¿Qué fue lo que más te gustó de interpretar a Emilio Arostegui?
La diversión que me produjo crearlo, fue divertido encontrarle la veta cómica a un personaje detestable a todas luces, por su pensamiento, y su nivel de ignorancia. A la hora de componerlo para una comedia, a mi me resultó muy gratificante, porque pude encontrarle las cosas que me permitían provocar cierta simpatía, dentro del horror y la locura que proponía toda esta familia. Emilio Arostegui, siendo conductor de esa familia, dejaba mucho que desear. Como actor me resultó muy convocante, no fue un personaje que me pesó. A veces las tiras pueden ser un poco pesadas, por el tiempo y las horas que estáuno grabando, y uno puede no encontrarle la vuelta al personaje. Acá se dio de manera bastante natural, y el trabajo estuvo muy apuntalado.

¿Por qué pensás que un personaje tan detestable trajo tanto fanatismo?
Me doy cuenta de eso por la respuesta de la gente en la calle, porque no tengo redes sociales. Entonces, yo veia como mis compañeros iban siguiendo lo que la gente comentaba, y me decían, así me enteraba que tenía mucha repercusión. Para mi la medida es la de la calle, sobre todo cuando voy a eventos más masivos, me doy cuenta de la repercusión de la gente. Creo que hay algo muy argentino en el comportamiento de esta familia, que es reconocible en las familias argentinas de clase media alta, o de clase alta. Por más que sea clase media trabajadora, siempre hay en ellas algún personaje que quiere recortarse del resto, y mostrar algo que no tiene, o incluso cierto comportamiento patotero. No tiene que ver siempre con la clase social, tiene que ver con una reacción argentina frente a determinados temas: el dinero, la obtención del dinero, cómo, las formas, la prepotencia. Mucha gente se reconocía en comportamientos de estos tipos. Cuando masivamente se acepta un personaje, tiene que ver casi siempre con ver reflejado algo del ser argentino, en estos personajes.

Juan Minujín (Segundo Arostegui)
 
¿Qué vas a recordar de tu paso por Viudas e hijos del rock & roll?
Muchas cosas, fue un trabajo actoral muy lindo, con un elenco espectacular. El trabajo, con todos, pero particularmente con los Arostegui, fue muy rico, encontramos muy bien que rol ocupaba cada uno en esa familia, y nunca nos peleamos (como puede pasar en una tira) por quién tiene el chiste, quien tiene el remate, o quien grita más. Cada uno aportaba para el chiste o remate del otro, para la comprensión del personaje del otro, y eso funcionó muy bien.

¿Cuál es tu opinión sobre la repercusión que tuvo la pareja entre Segundo y Tony?
Lo que ocurrió con Segundo, es que la problemática que tenía él es un conflicto que genera mucha empatía, porque es una batalla personal muy grande la que le toca al personaje, tenía a su familia en contra, un montón de cosas sociales, religiosas, económicas, culturales, para que esa pareja pueda existir. Eso me parece que generó mucho conflicto y mucha empatía, y eso está bueno.

A Segundo le tocó atravesar obstáculos de diversa índole, ¿cómo creés que creció, acorde al paso de los capítulos?
Fue un personaje que tuvo muchos conflictos, como el conflicto con su identidad, después descubriendo que la madre no es la madre, que además la madre es de otra clase social. Fue un personaje que condensó muchos conflictos en unn solo personaje. Son esos personajes que tocan cada tanto, no es que todos los días existen personajes como Segundo. Fue un regalo para mi carrera, y estoy muy agradecido de que se haya generado tan buena comunicación entre autores, productores y directores, porque sí fue una cosa que fuimos rearmando y alimentando uno del otro.

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