¿Juego bonito o resultado?
Juego bonito, a morir. Siempre juego bonito, porque tenés más chances de ganar. Y de disfrutar, hagas lo que hagas.
Abajo, pasado el mediodía, el salón arde de gente. El piso de arriba de la confitería se abre ahora sólo para él. Así, sin testigos, con suave música de fondo, una gaseosa light a mano y su calidez trasandina servida en la mesa, se engancha y sube la apuesta: “Aplico el paralelismo que usaste, con la metáfora del fútbol, y digo entonces que estamos con una gran 10, que es Natalia, que tiene mucha experiencia, que sabe, que maneja el registro del drama que estamos contando, que tiene un personaje alucinante...
¿Vos qué número serías? ¿Un 9?
No, no, me parece demasiado. Con el 9 dejemos a Rafa Valmora (el personaje de Furriel, candidato a presidente de la Nación) metiendo los goles. Yo podría ser un 11, digamos, desbordando por izquierda.
¿Un buen tirador de centros?
Uno que tira centros y corre para cabecearlos también. Pero guarda con los arqueros, eh. Podría ser un buen arquero, tranquilamente. Lo cierto es que tenemos un equipazo en todas las líneas.
¿Hay mística de vestuario?
Sí, hay buena onda cuando se graba y cuando no se graba. Hay unos nombres interesantes, como (Gerardo) Chendo, (Marcelo) Melingo, (Guillermo) Arengo, (Mario) Alarcón, Eduardo Blanco, Joaquín, Natalia... Y lo bueno es que a todos nos gusta jugar bonito. Y la mística en este trabajo es fundamental, porque en las grabaciones se pasan más horas que en la propia casa.
En el estudio lo espera una dama bonita como Oreiro. En la casa, ‘Pampita’, una de las mujeres más bellas de la Argentina, con la que está celebrando 10 años de pareja. Mientras hace la nota, ella, Ana -como llama él en la intimidad a Ana Carolina Ardohain Dos Santos- está trabajando en Grecia (ver Ningún “master chef”).
“Yo entiendo la actuación como parte de mi vida, pero también sé donde están los límites. Los niños de ahora -aclara el chileno, a los 36 años- son demandantes y admito que me gusta que sean así. Yo soy de una generación que fue más sumisa, era lo que era y punto. Hoy los chicos te encaran y te preguntan por qué no los llevás al colegio, te dicen ‘te echo de menos, te necesito’. Van para adelante”.
¿Con cuántos años te plantean eso?
Mi hijo de 7 años, por ejemplo, me demanda y me gusta que sea así. Yo a los 7 estaba dibujado. Lo de ahora te genera conciencia... y culpa, básicamente. Pero te moviliza, y eso es muy importante.
De Bautista anticipa que “tengo su pase, está muy futbolizado. Les aviso a los clubes, por las dudas. No, en serio, ¿sabés qué pasa? Con el deporte sociabilizás, pertenecés, jugás, que es un verbo bonito y necesario. Y sobre todo en el caso de él, que lo movemos por diferentes países. El fútbol es una tremenda forma de hacerse amigos. Y yo lo acompaño, lo aliento”. A Beltrán, el de 3 años, lo pincela como “un duende de cuentos. Está en una especie de crisis, porque se está haciendo niño. Era bebé hasta hace poquito y nació otro (Benicio, de siete meses) y le quitó un poco de protagonismo”.
¿Son niños cariñosos?
Muy. Mira, yo trabajo con Unicef, soy embajador desde hace 8 años y colaboro desde hace 12... Una de las cosas que más me llamó la atención al principio, aparte del derecho tan fundamental a que los chicos jueguen, es el derecho a ser queridos, a que se les demuestre el cariño, que lo sientan. El lenguaje del afecto y el contacto físico son muy importantes. Yo soy muy de tocarlos, de hacerles caricias. Soy muy presente. Vivo abrazando a mis hijos, que es una manera de transmitirles amor, seguridad, autoestima, de reforzar su confianza en sí mismos.
¿Sos de esos actores que vuelven del trabajo y dicen tener el personaje pegado?
No, de ninguna manera. Eso se queda en el auto. No podés ser egoísta.
El ex Pedro de Farsantes, ahora está en televisión por partida doble: en Fox 1 protagoniza Sitiados (ver Un caballero de fines...), y en Telefe, la tira creada, producida y dirigida por Juan José Campanella, de la que siente “pleno orgullo. Yo creo que es una obligación hacer tele de calidad. Estoy feliz de poder ser parte de un cambio, de integrar una oferta diferente”.
Un promedio que ronda los 10 puntos, ¿genera presión?
No. El rating nunca ha sido mi Norte. Yo vengo eligiendo proyectos que tienen otro tipo de mediciones, como la serie Prófugos, que hice por HBO, o Sitiados, o las películas y los unitarios que hago en Chile. Se miden, sí, pero no con esta cosa caníbal de que si no hacés tal número no funcionás. Uno siempre va a querer que mucha gente vea lo que uno hace, pero no a cualquier precio. En este caso estoy conciente de la calidad, de la excelencia, me identifico con este tipo de trabajos. Es donde quiero estar y es lo que me gusta ver.
¿Por qué creés que aún no lo logró más rating?
No lo sé, porque a decir verdad están todos los elementos, está Juan Campanella, está Natalia, que es una líder natural, convocante, buena actriz. Está Joaquín, están los mejores guionistas, un equipo de técnicos maravillosos. Y hay una historia atrapante (una mujer que a los 17 sufrió una violación múltiple y, 20 años después, vuelve a la localidad de Ingeniero Márquez en plan de venganza). Igual, más allá de los números de la planilla, Entre caníbales se ha transformado en la serie más vista en las repeticiones de Internet, con 400 mil visitas todos los días, que serían 4 puntos más. Yo no puedo hacer un juicio de valor sobre el público, ni mucho menos. Esto sirve para darse cuenta del estado de las cosas. Pero también te digo que no recuerdo un programa que haya tenido el nivel de excelentes críticas que ha tenido éste. Sólo se trata de un comienzo rocoso.
Con ‘rocoso’ querés decir...
Digo que es una maratón, hay que tener paciencia, es un producto que necesita tiempo, porque es una serie que te va dando información de a poco. Te invita a pensar, porque los personajes están llenos de matices, de intrigas, de secretos. Un programa es un proceso y hay que acompañarlo y digerirlo con calma. No me vuelve loco el tema del rating, no estamos hablando de la caída del Imperio Romano, ni de una debacle. Yo estaría preocupado si el trabajo no se hiciera bien.
Con 15 años de oficio y muchos proyectos de autogestión, entiende que “podríamos estar horas hablando de qué es el éxito y qué es el fracaso. Hay una mentalidad exitista que dice que hay que tenerle miedo al fracaso, ¿por qué?, ¿quién lo establece? Hay que transitar también los fracasos. Lejos está Entre caníbales de ser un fracaso... hablo de fracaso en términos cualitativos. Yo nunca, pero nunca, he elegido un trabajo por el éxito que pueda llegar a tener. Jamás. Mis criterios son editoriales, emocionales, de contenido”.
Habla claro, Vicuña. Habla con emoción, habla con la cabeza, habla desde su historia. Y desde su presente: sin hacer públicas las compuertas del dolor -su hija, Blanca, murió hace tres años-, reconoce que, a cuento de los proyectos, “estoy motivado con estas oportunidades que me da la vida para... para reinventarme”.
¿Se puede seguir?
No es que se pueda, se debe.
Tres películas, a los dos lados de la cordillera
A fines de abril se estrenó en Chile El bosque de Karadima, “una gran película que ya han visto más de 300 mil personas. Es una historia muy fuerte”, cuenta Vicuña sobre el filme de Matías Lira, basado en los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima. En agosto llegará La memoria del agua, que protagoniza junto a la española Elena Naya: una película especial para él, que intenta reflejar el dolor de una pareja tras la muerte de un hijo. Y el 10 de septiembre se estrenará Baires, de Marcelo Páez Cubells, “un thriller potente que hice con Germán Palacios y Sabrina Garciarena”.
Su personaje en "Entre caníbales": Agustín Larralde
Le dicen “El Pibe”. Es el Subsecretario de Políticas Sociales, y uno de los hombres de confianza de Rafael Valmora (Joaquín Furriel). Es el más joven de los funcionarios que trabajan en la Municipalidad de Ingeniero Márquez. Y, lejos, el más cálido. Asoma como el sensible del grupo. Medido en su imagen pública, se muestra distendido y coloquial en la intimidad.
Los diez primeros capítulos dejaron ver que alguna oscuridad anida en este caballero que entabló un vínculo potente con Ariana (Natalia Oreiro), a quien sumó a su equipo. De su vida privada se sabe poco... de su pasado se sospecha algo.
El caballero de fines del siglo XVI
“A diferencia del Agustín de ‘Entre caníbales’, este Agustín me obligó a ponerme máscaras, a caracterizarme”, cuenta Vicuña sobre su personaje de “Sitiados”, la miniserie de época -recrea la histórica rebelión mapuche contra los españoles, en 1598- que Fox 1 emite los domingos a las 22. Protagoniza junto a Andrés Parra y Marimar Vega.
Ningún "masterchef"
Cuando su esposa, Carolina ‘Pampita’ Ardohain, debe viajar por trabajo -como esta vez, que le tocó irse unos días a Grecia-, Benjamín Vicuña se reparte en su casa en tareas varias, entre ellas la de cocinar. “¿Si soy bueno? No, un desastre. No soy de recetas y esas cosas. Cuando estoy solo con los chicos hacemos mucho sanguchito... pero que no salga de aquí. Y pido mucho delivery, te lo digo sin ningún pudor”, reconoce, mientras piensa en las cenas de los últimos días. “También he hecho unas pastas y hemos comido nuestro plato favorito: mucha patita de pollo. No te las pierdas, las comprás en el súper y son un espectáculo. Ya veo que ahora me agarran las nutricionistas y voy preso”, bromea Benjamín, como cocinero... un gran actor.
Harta de este tipo,ojalà le dieran tanta prensa a los actores argentinos,se la pasan promocionando a un tipo que ni siquiera es argentino,de cuarta. Què problema puede tener si no tiene rating? con los millones de dòlares de su contrato? si el tipo es millonario..jajjaja .El programa es malo,el guiòn y las actuaciones son flojìsimas,entiendo q a Camp nadie lo quiere criticar pero no pueden ser tan hipòcritas.- De los 3,el ùnico q se destaca es Furriel.
ResponderBorrarLa realidad,es que sòlo lo miran los "fans" obse y "calientes" c el chileno o con oreiro...
Anoche casi le gana la rep de Grande Pa...no joroben!