Rastros de Mentiras es una historia de amor y ambición centrada en Paloma (Paolla Oliveira), quien vive una relación conflictiva con su familia.
Adoptada en secreto, conocerá la verdad de su maquiavélico hermano Félix (Mateus Solano), que desea eliminarla a cualquier precio y heredar la fortuna de sus padres, médicos dueños de un hospital. La revelación ocurre durante un viaje a las deslumbrantes ciudades históricas de Perú, donde Paloma se enamora del aventurero Nido (Juliano Cazarré).
Conmocionada con la noticia, huye con el compañero hasta que un embarazo la convence de regresar a Brasil. Sin dinero para los pasajes, Nido acepta la ayuda de su despreciable amiga Alejandra (María Maya) y termina preso en Bolivia.
Sola en Brasil, Paloma recurre a Félix que, fiel a su plan la convence de ocultarles a sus padres la noticia. Después de salir de la cárcel, Nido llega a São Paulo, la pareja discute y termina la relación, y Paloma nerviosa, termina dando a luz en el baño de un bar.
Al encontrar a la hermana dormida, Félix se deshace de la sobrina, abandonándola en un basurero. Pero por suerte, es encontrada por Bruno (Malvino Salvador), un buen hombre que, por ironías del destino, acaba de perder a su mujer y a su hijo en el parto. Con la ayuda de una doctora amiga, Bruno consigue alterar el acta de defunción de su esposa y criar como su hija a la niña y le da el nombre de Paulinha. En el mismo hospital, Bruno conoce a Paloma, que siente una afinidad inmediata con la niña. Los dos se reencuentran años después y un amor maduro nace entre ellos.
Cercanos a casarse, el regreso de Nido y la enfermedad inesperada de Paulinha (Klara Castanho) provocan problemas en la historia de la pareja. Paloma descubre que es la madre biológica de la niña y decide luchar por su custodia, aun cuando el adversario sea el hombre con quien escogió vivir.
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