Tercera línea. Ésa es la posición que marcó su vida, la que ocupó por varios años en el rugby cuando atento detenía al rival por medio de un tackle y recuperaba pelotas para que otros se lucieran en el Club Pueyrredón. "Un puesto sacrificado", reconoce Tomás Yankelevich (37), el hombre que al frente de Telefé como director de Contenidos Globales recuerda aquellos años de pura garra que lo forjaron para encarar la vida de la manera en que hoy lo hace. "Lo que aprendés en el rugby, no lo aprendés en ningún otro lado. Te abre la cabeza -se apasiona-. Encontrar tu lugar en el grupo, en el equipo, te prepara para que puedas hallar tu lugar en la vida misma."
¿Por qué lo dejaste?
El rugby me abandonó a mí. Una hernia de disco me sacó de las canchas. Intenté volver a jugar cuando regresé de Estados Unidos [fue a estudiar cine a la Universidad del Sur de California] pero quedé en cama literalmente una semana. Ya está, no puedo jugar. Es un deporte divino. No sabés lo lindo que es cuando recuperás una pelota o metés un buen tackle. Tengo amigos que todavía juegan.
¿Quizá Inti [el hijo que tiene con su mujer, la actriz, cantante y conductora Sofía Reca] continúe con el legado?
Por ahora no juega al rugby, tiene toda la pinta de que va a ser una bestia. Le tirás la pelota y la atrapa, tacklea. Es un bruto, pero es chiquito todavía, tiene cuatro años. Hoy es un pececito, un nadador eximio, veremos si sale un Meolans o un rugbier.
¿O un productor de televisión, repitiendo el mandato familiar [Samuel, Jaime, pioneros de la televisión argentina, y Gustavo Yankelevich]?
Le encanta venir al canal. Creo que a Inti le pasa lo que me pasaba a mí con mi viejo cuando lo acompañaba a la cocina de la televisión. En realidad, creo que esa misma vibra la sintió cuando iba a las grabaciones con Sofi [en 2014 fue la villana en Camino al amor]; en cambio, cuando Inti viene a mi laburo, se queda en la oficina, se divierte con mi secretaria, pero no tiene esa recorrida por los estudios. Lo que sí pasa es que cuando lo ven, muchos de los que trabajaron con mi viejo y ahora conmigo, le dicen jefe, como dándole la bienvenida a una quinta generación. Tiene la camiseta puesta [se ríe]. Nos pasa que cuando estamos en casa y pongo Telefé, apenas ve las tres pelotas del logo del canal, siempre dice: Ahí trabaja mi mamá, ahí trabaja mi papá.
Obviamente lo de sentir la camiseta es algo que heredó. Cuesta imaginarte con otra que no sea la de Telefé.
Pensá que mi viejo trabajó dos años en Canal 11 antes de que se transformara en Telefé. Se fue un tiempito y cuando lo llamaron, se quedó diez años. Toda mi adolescencia, desde mis 12 años hasta que fui a estudiar a Estados Unidos. Toda mi secundaria la pasé acá. Terminaba de estudiar a la tarde, me iba para mi casa para estar solo o venía al canal a sentir toda la adrenalina de Jugate conmigo [el ciclo que conducía Cris Morena, su madre] en los estudios de Pavón o a divertirme con Videomatch o El ritmo de la noche [ambos con Marcelo Tinelli] y presenciar las grabaciones de las ficciones de aquel entonces.
Pero mucho antes de recorrer los viejos estudios del canal que dirigía Gustavo Yankelevich, el pequeño Tomás -sin el cuidado de niñera alguna- se divertía por los pasillos del que alguna vez fue ATC lanzando avioncitos de papel con los libretos que Juan Carlos Mesa tiraba por ahí. Eran los años de Mesa de noticias. "Para mí sólo era papel -confiesa y se atreve a mirar hacia atrás-. Hace mucho que no voy a la Televisión Pública. Lo que recuerdo son los pasillos gigantes, los ceniceros de pie cuadrados. Tiraba esos avioncitos para que llegaran al cielo, pero ni el techo tocaban. ¿Qué tenía? ¿Cuatro, cinco años?", pregunta sentado en la cabecera de la gran mesa que ocupa buena parte de la oficina de reuniones en Martínez, la misma que es testigo de cada una de las decisiones que toma como director de la señal desde que le llegó el ofrecimiento en 2011 y a la que sumó el cargo de Dirección de Negocios Internacional de Telefé el mes pasado.
Llevás cuatro años al frente de un canal líder en audiencia. Los primeros tiempos no fueron fáciles y tuviste que lidiar con quienes decían que los hilos los manejaba tu papá.
Creo que recién ahora están un poco más tranquilos con eso, recién ahora. Pero el primer año fue una cosa tremenda. Siempre digo lo mismo: como director de un equipo de trabajo, cómo no voy a aprovechar todo el conocimiento que tiene mi viejo. Él ocupaba este mismo puesto. Fue el número uno, sigue siendo el número uno. Cómo no lo voy a consultar. Si tengo El libro Gordo de Petete de consulta ahí a mano, cómo no lo voy a abrir. Sería un necio, un obstinado no hacerlo. Es verdad que con el pasar de los años lo consulto menos. Cada tanto el viejo me dice: Che, boludo, no me llamás nunca. Porque a él también le gusta participar, le encanta. Para él es como jugar a la PlayStation.
¿Jugar a la PlayStation?
Siempre le digo: Se nos ocurre algo divertido, lo peloteamos juntos y no hay problema. Total, vos lo hacés, lo vivís desde tu casa mirando la tele, el que se come todas las piñas soy yo. Para él, es un juego. La relación que tengo con mi viejo es muy interesante. Es alguien de consulta permanente, como el resto de mi equipo. Es alguien de confianza, que me da tranquilidad.
Imagino que tu mamá [Cris Morena] debe de ser otra fuente de consulta ¿Es Asi?.
Siempre me preguntan por mi viejo porque él tenía este mismo cargo, pero con mi vieja tengo las mismas charlas. Pero nadie dice: Cris Morena está detrás de Tomás Yankelevich. Con ella hablo un montón. Es una de las productoras más exigentes que conozco, lo digo para bien. Nos sentimos muy felices de haberla tenido en la pantalla de Telefé. El trabajo que hicimos con Aliados [un formato de ficción donde la Web se complementó con la pantalla. Con emisiones diarias en forma de webisodios y con un capítulo al aire semanal en el prime time] fue un desafío multiplataforma para ambas partes. Para ella, significó la vuelta a la tele después de lo que pasó con mi hermana [Romina Yan falleció el 28 de septiembre de 2010, a los 36 años]. Para ella, era más importante plasmar el mensaje del ciclo que el éxito del producto. Quería contar lo vivido, cómo se había rearmado en estos años. Siento que tuve suerte de poder acompañarla en este proyecto.
¿Cómo se piensa un canal exitoso?
Lo que más nos importa es que el público disfrute de los contenidos sin traicionar el espíritu de Telefé, que es el de tener programas superblancos, integradores, que reúnan a la familia, que te permitan compartir. Crecí con esa idea de televisión abierta y me gusta que sea así. Con Inti, por ejemplo, jugamos juntos a responder las preguntas de Escape perfecto [ciclo de juegos que conduce "el Chino" Leunis]. Me gusta pensar en una programación apta para toda la familia y todos acá nos hacemos la misma pregunta: ¿cómo podemos acercarnos a la gente sin perder nuestra identidad? El mayor desafío de estar en esta silla y de manejar el timón del barco tiene que ver con encontrar el balance entre hacer una televisión popular y de calidad que consiga fanatizar a la gente.
¿Sos de hacer zapping?
Intento ver todo, de estar atento a los contenidos de los otros canales. Sería una hipocresía decir que no miro la competencia. Hay cosas que me gustan y otras que no.
Fue ET, el extraterrestre lo que maravilló de niño a Tomás en una sala de cine. Aquella fantasía de Steven Spielberg tocó su fibra más íntima y lo llevó a decir en voz alta Yo quiero ser director. "Soy de los que les gusta el cine popular. En la facultad vi miles de películas, todas diferentes -dice-, pero lo que más me mueve es lo popular, sobre todo los musicales."
¿Los musicales?
Me gustan mucho los de la vieja época. En la universidad tomé clases dedicadas al género. Ahí veíamos películas en 35 mm. Se me hacía agua la boca al ver bailar a Fred Astaire en Technicolor. Increíble. De los últimos años, lo que me gustó fue Moulin Rouge.
El 26 de junio de 2003, Tomás estrenó en las salas locales Vivir intentando, la película de Bandana con la que debutó como director de cine. Fue la película más vista de ese año, al superar el millón de personas. La hizo casi recién llegado de Estados Unidos y por pedido de su padre. Las críticas fueron durísimas. Sin embargo, Tomás está feliz con aquel film. "No teníamos la intención de ir a Cannes -dice de aquella única experiencia como director de cine-. Si me preguntás si es una asignatura pendiente la dirección, sí lo es. Es lo que más me gusta en el mundo, me divierte, me apasiona, me encanta. En realidad, me gustaría dirigir cualquier cosa audiovisual. No me caso con el cine. Me encanta, pero también me gusta la televisión. Creo que la tele está viviendo su época dorada. Me pasa que muchas veces prefiero quedarme en casa a mirar una serie que agarrar el auto e ir al cine. En 50 minutos o menos te cuentan una gran historia y vos como espectador decidís si vas a ver otro capítulo o no."
¿Por qué no seguiste por el camino de la dirección?
Después de la película de Bandana produje el film Erreway: 4 caminos y laburé como cabeza de contenido de RGB Entertainment [la productora que Gustavo Yankelevich fundó en 2000]. Dirigí Amor mío [en 2005, la comedia romántica para tevé producida por Cris Morena Group, protagonizada por su hermana Romina y Damián De Santo]. En un momento con mi viejo nos dijimos que necesitábamos espacio, un poco de aire. Abrí mi propia productora, Utopía, e hice la comedia Supertorpe, que comencé dirigiéndola. Al crear mi productora tenía el sueño de poder hacer lo que quisiera. Ser empresario y de vez en cuando despuntar el vicio de la dirección. En el medio de los primeros capítulos de Supertorpe me llamaron para que me sentara acá. La productora quedó dormida.
Aceptaste otro tipo de desafío.
Uno que me apasiona muchísimo. No sé si es mi lugar en el mundo como sí lo fue para mi viejo. Yo todavía no lo tengo tan claro. Sé que Telefé es mi lugar, me divierte lo que hago, me siento bárbaro, pero muchas veces me digo que no estoy dirigiendo, que me gustaría hacer alguna cosita, algún unitario. No es fácil conjugar las dos cosas, pero ahora mi elección es estar acá y quiero sentirme orgulloso de lo que hago, lo que produzco y lo que pongo en el aire.
En el año de los festejos por el 25° aniversario de Telefé, Tomás Yankelevich está contento con las apuestas fuertes que tendrá para este año que recién comienza. "Natalia Oreiro será la protagonista de Ariana, con dirección de Juan José Campanella, una ficción de calidad. También tendremos la vuelta de Pablo Echarri y Nancy Dupláa, y una nueva ficción de Underground -la productora de Sebastián Ortega, creadora de éxitos como Graduados- que apostará por una comedia al estilo de lo que hicieron en sus comienzos."
A las ficciones se sumarán ciclos como Tu cara me suena, Masterchef -en sus dos versiones, adultos y niños-, un magazine con mucho humor con Mariano Iúdica y Elegidos, la música en tus manos, un talent show que será conducido por Marley. "Cuando Elegidos esté en el aire la interacción con el público a través de la aplicación Mi Telefé será total -anticipa-. Buscamos que el espectador interactúe cada vez más con el canal. Sabemos qué es lo que se viene, lo que hoy la gente pide. Nuestra idea es que el televidente disfrute del canal a su manera, que cada uno se transforme en su propio programador. Yo lo veo con Inti. No tiene la paciencia de esperar para ver en el aire el programa que quiere en el horario que se emite. Él ve lo que quiere cuando quiere y en cualquier aplicación. Si todos los futuros televidentes van a ser como él, tenemos que apurarnos. Hay que seguirles el ritmo."
Durante toda la entrevista el smartphone de Tomás se mantuvo bien cerca de sus manos, como quien no tiene escapatoria.
¿En algún momento parás?
Cuando te hacen esta pregunta, uno suele decir que no, y de alguna manera te sentís orgulloso de no hacerlo. Acá somos todos animalitos de trabajo, porque sentimos orgullo por lo que hacemos y creo que ése es un valor agregado. La mayoría todavía no se fue de vacaciones. Me encantaría poder parar más, soy consciente que debería hacerlo por mí, por mi familia, por un montón de motivos, pero muchas veces se complica. Tengo el recuerdo de mi viejo, que se movía por todos lados con la valijota del Movicom. No podía desconectarse. Era uno de los pocos que la tenían. Tengo esa imagen de verlo desde la cancha de rugby, cuando venía a ver los partidos, hablando por ese armatoste. Es que este laburo es así, se convierte en parte de uno. Todos los que estamos metidos en esto nos entregamos al ciento por ciento
No hay comentarios.:
Publicar un comentario